miércoles, 3 de agosto de 2016

Miércoles XVIII Tiempo Ordinario 2016




          Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 15, 21-28:

     En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: “Señor, hijo de David, ten compasión de mí.
      Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio”. Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban: “Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros”. Él les contestó: “Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel”. Ella se acercó entonces a Jesús y postrada ante él, le dijo: “¡Señor, ayúdame!” Él le respondió: “No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos”. Pero ella replicó: “es cierto, Señor, pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Entonces Jesús le respondió: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”. Y en aquel mismo instante quedó curada su hija.

      Palabra del Señor

1 comentario:

  1. Tu amor y misericordia, salen al encuentra de toda alma necesitada, desesperada y angustiada. Asì es con esta mujer cananea, es el grito angustiado de un mujer y madre, que ve el sufrimiento de su hija y con la impotencia de no poder hacer nada, toca y grita a tu corazón: «Ten compasión de mí, Señor.>> la lección que nos quieres dar, que lo importante es la fe y la confianza, cómo no iban a conmover tu corazón, pues ella con toda humildad se postra delante de tì, y te pide, “Señor, socórreme”, pero quieres afianzar y fortalecer esa fe.Me invitas a ser constante, perseverante, humilde, con una gran fe. Este es el gran mensaje, que me das Señor, «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.»

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